
A lo largo de los últimos meses, el Teatro Casas Ibáñez ha vivido una auténtica celebración de la danza. No es una afirmación gratuita ni una fórmula promocional: los datos hablan por sí solos. Más de 1.000 espectadores han asistido este año a propuestas de danza en nuestra programación, con una media que supera los 250 asistentes por espectáculo. En un tiempo en el que la danza sigue peleando en muchos territorios por sostenerse y abrirse camino en la agenda cultural, el Teatro Casas Ibáñez ha logrado consolidarse como un referente regional para el movimiento y la apuesta por el talento joven en este campo.

Esta apuesta se ha construido sobre una idea clara: ofrecer calidad, diversidad y sentido. No se trata únicamente de traer espectáculos, sino de generar experiencias que conectan con los espectadores. Y en esa línea se ha hecho una apuesta firme por el talento joven nacional. “Zarra” y “Foliajazz” han sido dos ejemplos contundentes de esta línea. Por un lado, “Zarra” nos acercó una mirada contemporánea, valiente y profundamente emocional. La pieza rendía homenaje al mítico futbolista Telmo Zarra a través de la figura de su propia nieta, la bailaora y coreógrafa Adriana Bilbao, quién convirtió el cuerpo en un vehículo para conjugar el flamenco con el fútbol.

“Foliajazz”, por su parte, construyó un diálogo vibrante entre la danza española, el flamenco y el jazz, donde la energía, el virtuosismo y la frescura escénica se combinaron con una propuesta estética rigurosa y llena de vida con música en directo. Ambos espectáculos demostraron que la creación joven española está en un momento de enorme madurez y capacidad expresiva.

La programación también ha buscado abrir espacio a la inclusión y al talento local. “Estamos a tiempo”, dirigido por el albaceteño José Ramón Marcos, representó una apuesta firme por la danza como herramienta comunitaria y espacio de expresión compartida. El espectáculo, que contó además con la participación de la ibañesa Paula Martínez Tolosa, puso en el escenario la diversidad como valor artístico y social, demostrando que la danza puede ser un lenguaje cercano, accesible y profundamente humano. La respuesta del público fue clara y emotiva.

En la misma línea de conexión con el territorio se situó la reposición coreográfica “Me concedes este baile”, de Cecilia Jiménez Ferres, a cargo de la compañía albaceteña Dánzame Mucho Producciones, liderada por las hermanas Ballesteros. En esta ocasión, la función se desarrolló en campaña escolar, con la participación de alumnos de los últimos cursos de Educación Primaria y del primer ciclo de Secundaria, que llenaron el teatro y vivieron una experiencia cultural formativa, cercana y significativa. La presencia de nuevo de la ibañesa Paula Martínez Tolosa en el elenco aportó un puente directo entre escenario y comunidad, mostrando a los jóvenes que el arte también puede ser una vocación nacida en su propio entorno.

Si hubo una fecha que marcó un hito reciente, fue el Día de Año Nuevo, con la representación de “El cascanueces” por parte del International Festival Ballet. Un clásico universal en una producción de gran formato, que situó al Teatro Casas Ibáñez en una dimensión artística comparable a la de espacios culturales de mayor escala.
Este recorrido no se detiene. La danza seguirá ocupando un lugar protagonista en la programación. Ya están a la venta las entradas para “Romeo y Julieta” con Worldwide Ballet Theatre, una oportunidad excepcional para seguir disfrutando de grandes obras del repertorio universal interpretadas con excelencia.

El Teatro Casas Ibáñez no solo programa danza: la impulsa, la acerca, la acompaña y la celebra. Y esa constancia ha construido algo valioso: un público fiel, artistas que desean regresar, una identidad cultural reconocida y un horizonte que se ensancha.